El que quiera venirse conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
Jesús es salvación, esperanza de los que creen en Dios. Somos salvados gracias a la presencia de Dios entre nosotros, presencia que se encuentra en la persona de Jesús. Jesús es el Mesías.
El hecho de que tengamos que pedir ayuda y sentirnos necesitados nos hace ver que no lo podemos todo nosotros solos y que Dios tiene una parte muy importante en nuestra vida.
Confiar en Dios
significa verlo a lo largo
de nuestro peregrinar,
especialmente en los
momentos oscuros y
de dificultad.
¨Jesús invita a sus discípulos a hacer una verdadera
conversión desde la lógica del “cada uno para sí mismo” a la del
compartir, comenzando por lo poco que la Providencia pone a
nuestra disposición¨.
“Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas”.
“… Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”..
“… En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”.
”.
¨Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo les daré alivio¨.
“El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará”.
“No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo”.
“La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Gracias, Señor, por el don de tu Espíritu que me da la paz para mi vida, la alegría para compartirte y la misión para que pueda ayudar a mis hermanos a encontrarte.
Tengamos un momento de encuentro personal con Cristo y busquemos que en nuestra misión y con nuestra vida sepamos transmitirlo siempre a Él.
Tener presente esta realidad siempre es una de las cosas más maravillosas qué tenemos como cristianos, la inhabitación de la Santísima Trinidad, de manera especial la del Paráclito.
La vida es precisamente el don más valioso que una persona puede recibir, pues marca el inicio de un alma que proyecta un futuro hacia el cielo.
Escuchar y reconocer su voz implica intimidad con Él, que se consolida en la oración, en el encuentro de corazón a corazón con el divino Maestro y Pastor de nuestras almas. (Homilía de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2019).
“Toma tu cruz y sígeme”. El que quiera venirse conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. Meditación-Evangelio 30 de agosto
El reino de los cielos es un tesoro. “Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas”. Meditación-Evangelio 26 de julio 2020 El
El que pierda su vida por mí la salvará “El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará”. Meditación-Evangelio 28 de junio 2020 No tengan miedo “No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no
Pentecostés. Gracias, Señor, por el don de tu Espíritu que me da la paz para mi vida, la alegría para compartirte y la misión para que pueda ayudar a mis hermanos a encontrarte. Meditación-Evangelio 31 de mayo 2020 Ascensión del Señor Tengamos un momento